Les veo muy preocupades por la caducidad de los Menjurjes Chingones. Les voy a explicar cómo funciona la caducidad en los productos de cuidado personal.

  1. Se caducan cuando los activos químicos dejan de hacer reacción (como en el caso de bloqueadores solares químicos).
  2. Se caducan cuando les crecen virus, hongos o bacterias.

La caducidad promedio para los Menjurjes es de 8 meses a 1 año (pero llegan a durar hasta 2), salvo en el caso de Membarro y Menlodo que es de 6 meses a 1 año, siempre y cuando el frasco se mantenga bien cerrado y libre de humedad. Igual éstas fechas son relativas y pueden variar, tu Menjurje puede experimentar cambios en olor y consistencia sin que ésto represente problemas para tu salud.

Los aceites y extractos vegetales no sólo son estériles si no que son hostiles, matan hongos, virus y bacterias por lo que nada les crece. Los aceites vehículo con los años cambian de olor (al estar en contacto con el aire) pero no pierden propiedades ni son peligrosos porque no les crece nada.
Cuando guardamos algo de comida y llega el punto en que está rancio es porque las bacterias se han reproducido ahí y es peligroso comerlo. Con el rímel o sombras para el cabello o algunas cremas también pasa pero no en el caso de Menjurjes Chingones, incluso aunque cambien de olor siguen siendo seguros y mantienen sus propiedades y beneficios.

Con lo ÚNICO que hay que tener cuidado es con Membarro y Menlodo, porque si les cae agua sí les puede salir hongo, pero cosa de seguir las instrucciones y sacar la cantidad que van a usar y mezclarla con agua en otro recipiente y guardar el frasco bien cerrado (yo guardo los míos en el baño). No es necesario refrigerar nada; si gustan pueden hacerlo pa’ que sientan el producto fresco (como Sunset gel) pero no es necesario.

Ahora, como Menjurjes Chingones es una micro empresa y todo se prepara libre de conservadores y aditivos químicos, habrá variaciones entre lotes, si tienes algún problema o duda con tu producto no dudes en contactarnos.

Publicado por General Asistente, con texto de Araceli De Anda.

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